JULIAN SANCHEZ "EL CHARRO"

Al poco tiempo [año 1828] el brigadier y su familia se encuentran residiendo en Etreros, una modesta aldea enclavada en una llanura segoviana, batida por los gélidos vientos de la Sierra de Guadarrama. No existen documentos que acrediten por que motivo fijaron allí su residencia. Cabe sospechar que obedeciera a nuevo destierro impuesto por el soberano [Fernando VII], toda vez que otros depurados sufrieron esta pena.

Atestigua que vivían en Etreros una inscripción de un libro de la parroquia de aquel lugar que dice así:

“En el día 30 de agosto del año 1828, yo el infraescrito cura de este lugar, di sepultura eclesiástica al cadáver de Francisco Luis, párvulo (niño menor de siete años) de don Julián Sánchez, natural de Muñoz, obispado de Salamanca, y de doña Juana Velarde, natural de Muriedas, obispado de Santander…”

Otras inscripciones de los libros parroquiales nos demuestran que en Etreros les nació una niña a la que impusieron los nombres de Rosa Petronila, el día 2 de junio de 1829, y que esta niña falleció el día 4 de octubre de 1831. Don Julián y su esposa debieron ser muy estimados en Etreros ya que sus nombres aparecen en los libros, con frecuencia, como padrinos de bodas y bautizos.

El día 18 de octubre de 1832, se extinguió la vida del brigadier de Caballería don Julián Sánchez García, “el Charro”. Próxima a Etreros se alza la vetusta ermita en cuyo suelo recibió cristiana sepultura. Entre las lápidas, con epitafios medio borrados por la acción del tiempo, que parecen pertenecer a párrocos fallecidos en el ejercicio de su cargo, hay una tumba sin inscripción, la del brigadier, al que le tributaron en el pueblo el último signo de respeto no enterrándole en el cementerio común, sino en sepultura llana al pie del altar.

Fuente: artículo de Julio Repollés de Zayas, publicado en la revista “Historia y vida”, número 61 de abril de 1973, que incluye la foto del parte de defunción de “El Charro” que acompaña estas líneas. Entiéndanse los tiempos verbales, pues en 1973 “El Charro” aún seguía enterrado en la ermita de Etreros.