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                  El Reino de Castilla 
                  surgió con entidad política autónoma en el siglo X como 
                  condado vasallo del 
                  
                  Reino de León. 
                  Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de 
                  origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el 
                  castellano y unas leyes diferenciadas. Su nombre se debió a la 
                  gran cantidad de castillos que se encontraban en la zona. 
                  
                  En el año 
                  
                  929, 
                  el condado de Castilla se independizó de León con el conde
                  
                  
                  Fernán González. 
                  
                  Durante un siglo Castilla y León 
                  siguieron separados pero en el año 
                  
                  1037 
                  muere 
                  
                  Vermudo III, 
                  rey de León, en el campo de batalla contra su cuñado, 
                  
                  
                  Fernando I. 
                  Al no tener descendencia 
                  
                  Vermudo III, 
                  su cuñado considera que es el sucesor y por lo tanto unifica 
                  por primera vez los dos reinos. En el año 1054 
                  
                  Fernando I 
                  lucha contra su hermano 
                  
                  García Sánchez III de Nájera, 
                  rey de Navarra, en la 
                  
                  Batalla de Atapuerca, 
                  muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre 
                  otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de
                  
                  
                  Burgos. 
                  A la muerte de Fernando I, ocurrida en 
                  
                  1065, 
                  los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para 
                  
                  
                  Sancho II 
                  el de Castilla y para 
                  
                  Alfonso VI 
                  el de León. 
                  
                  Sancho II
                  es asesinado en 
                  
                  1072 
                  y su hermano accede al trono de Castilla y se produce una 
                  unión que se mantendría durante varias generaciones. Es famoso 
                  el juramento que tomó 
                  
                  El Cid 
                  a 
                  
                  Alfonso VI 
                  en Santa Gadea de Burgos, sobre la inocecia del monarca leonés 
                  acerca del asesinato de su hermano. A su muerte le sucedió en 
                  el trono su hija 
                  
                  Urraca. 
                  Ésta se casó, en segundas nupcias, con 
                  
                  Alfonso I de Aragón, 
                  pero al no lograr la unificación de los reinos y debido a los 
                  grandes enfrentamientos de clases entre los dos reinos, 
                  Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los 
                  enfrentamientos entre los dos reinos. Si bien el papa Pascual 
                  II había anulado el matrimonio anteriormente, ellos seguían 
                  juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a 
                  su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre 
                  ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como 
                  
                  
                  Alfonso VII, 
                  fruto de su primer matrimonio. Alfonso VII consigue 
                  anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón (debido 
                  a la debilidad de estos reinos causados por su secesión a la 
                  muerte de 
                  
                  Alfonso I de Aragón). 
                  Renuncia su derecho a la conquista de la costa mediterránea a 
                  favor de la nueva unión de Aragón con el Condado de Barcelona 
                  (Petronila 
                  y 
                  
                  Ramón Berenguer IV). 
                  En su testamento vuelve a la tradición real de la división de 
                  sus reinos entre sus hijos. Otra vez se rompe la unión entre 
                  Castilla y León, 
                  
                  Sancho III 
                  rey de Castilla y 
                  
                  Fernando II, 
                  rey de León. 
                  
                  De nuevo la rivalidad entre los dos 
                  reinos se hace presente y hasta el año 
                  
                  1230 
                  no hubo una verdadera unión legal y definitiva entre Castilla 
                  y León, cuando 
                  
                  Fernando III el Santo 
                  recibió de su madre 
                  
                  Berenguela 
                  (en 
                  
                  1217) 
                  el Reino de Castilla y de su padre 
                  
                  Alfonso IX 
                  (en 
                  
                  1230) 
                  el de León. 
                  
                  Juan II de Castilla, hijo de
                  
                  
                  Enrique III
                  y Catalina de Lancaster, tenía sólo un año de edad cuando 
                  murió su padre en 
                  
                  1406. 
                  Los regentes serían su madre, Catalina de Lancaster y su tío 
                  paterno, 
                  
                  Fernando de Antequera, 
                  que llegaron a un acuerdo que dividía el reino en dos partes.
                  
                  
                  Juan II instaló su corte en el 
                  Alcázar de Segovia y 
                  durante su época fue construida la Torre del Homenaje, que 
                  lleva su nombre, de planta cuadrada con cuatro torreones en 
                  los frentes y dos a los costados. 
                  
                  En 
                  
                  1469, 
                  se casan en secreto 
                  
                  Isabel 
                  y 
                  
                  Fernando, 
                  príncipe heredero de Aragón. Este enlace, conlleva la unión de 
                  los reinos de Castilla y Aragón en 
                  
                  1479, 
                  aunque no es totalmente efectiva hasta el reinado de su nieto,
                  
                  
                  Carlos I.
                  Entre 
                  
                  1474, 
                  año de la muerte de 
                  
                  Enrique IV, 
                  y 
                  
                  1479 
                  surge una guerra civil por la sucesión entre partidarios de
                  
                  
                  Isabel
                  y partidarios de 
                  
                  Juana la Beltraneja, 
                  hermanastra e hija legítima de Enrique IV, respectivamente. 
                  
                  El reino siguió expandiéndose con la 
                  toma de Granada, la incorporación de las 
                  
                  Islas Canarias 
                  a la Corona y las nuevas tierras descubiertas por 
                  
                  Cristóbal Colón,
                  
                  
                  América.  |