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La
Abadía
de Párraces ejerce una influencia real en la historia de
Cobos de Segovia, desde
el
siglo XII (1186) al siglo XIX (1837) .
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En
el siglo XVI (1576), después de larga lucha, "los de Cobos"
dejan de ser parroquianos de la "Abadía"
y ya
pueden tener misa en su antiguo hospital y administrar los
sacramentos.
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La
jurisdicción eclesiástica la ejerce el obispo
de Segovia hasta 1437, y la Abadía, hasta 1837.
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Los
primeros datos de la zona se remontan a 1088, año
de la repoblación de la zona del "Duero",
fecha en la que aparece Segovia como centro administrativo, y
aglutinador de diversas zonas geográficas,
tras la retirada morisca de esta zona.
Los
orígenes y la historia de Cobos durante los
siguientes setecientos años están estrechamente
unidos a los de Párraces .
Durante ellos, la Abadía ejerció jurisdicción
eclesiástica sobre siete pueblos: Marugán,
Bercial, Muñopedro, Cobos, Etreros, Sangarcía
y Aldeavieja, este último perteneciente hoy a la provincia de
Avila. La zona de influencia era la delimitada entre
los ríos Voltoya y Eresma, dentro del extenso territorio
segoviano que lo cierran la capital, Martín Muñoz
de las Posadas, Villacastín y El Espinar. Su denominación
era: "Abadía de Santa María Real
de Párraces".
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Vista
actual de Párraces. |
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¿Cómo
se formó la Abadía? Sus inicios son bastante
oscuros. Párraces fue también una aldea de
Segovia y perteneció a un caballero llamado Blasco
Galindo y a su esposa Doña Catalina de Guzmán.
Al no tener descendencia, dejaron sus bienes a la Iglesia
de Segovia, cuyos canónigos seguían la regla
de San Agustín. ¿En que fecha se produce la
donación? Aunque un monje jerónimo nos da
la fecha de 901, no es aceptable por razones históricas,
siendo más acertado decir que ocurrió a
finales del siglo XI o a comienzos del XII. Tampoco sabemos
con exactitud cuándo un grupo de canónigos
decide abandonar la regla, mientras otro quiere seguir observándola.
Estos últimos, dirigidos por el maestro Navarro,
solicitan un lugar apartado donde retirarse y vivir en comunidad,
y se les entrega Párraces. Al parecer, en esa primera
etapa, la comunidad estaba integrada por un Abad,
doce canónigos y dieciséis racioneros.
¿Existen
ya las aldeas citadas? El monje jerónimo, en 1646,
nos dice que se van formando por comodidad de los campesinos,
quienes debían trasladarse a gran distancia para
cultivar sus campos. A pesar de esta disgregación,
los habitantes de las aldeas seguirán siendo
parroquianos de la Iglesia de Párraces y, por
tanto, estarán obligados a asistir a ella a oír
misa y a recibir los sacramentos. El Papa Eugenio III
confirma en una bula a Ranulfo, Abad de Párraces,
los bienes y posesiones adquiridos y los que adquirirán
en adelante, y concede que en los términos de
dicho Monasterio no se pueda edificar ninguna Iglesia
sin licencia del Abad y del Convento (A.G.P.Leg. 1680).
¿Hasta
cuando serán, pues, "parroquianos"?
El mismo monje jerónimo escribe en 1646, que el
trabajo de los religiosos era intenso porque tenían
no sólo que recibir a sus parroquianos en la
Abadía, decirles misa y administrarles los sacramentos,
también debían acudir a la llamada de
los enfermos en sus últimos momentos a las correspondientes
casas.
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Entrada
y patio interior. |
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Tras los
muchos ruegos de los vecinos, llegaron a un "acuerdo
o concordia" con los de Párraces. ¿Cuándo
se firma la Concordia? No hay fechas concretas por
haberse perdido los documentos (tal vez en el fuego
de 1604); debió hacerse durante el siglo
XVI antes de incorporarse a El Escorial, pues
el único que lo consigue con posterioridad es
Bernuy.
En el caso
de Cobos, no se llega a esa Concordia porque sus vecinos
lo consiguen de forma violenta tras numerosos juicios
con la Abadía: primero para poder tener la misa
en su antiguo hospital, después para poder administrar
los sacramentos, etc.. A partir de la "concordia",
los de Cobos dejan de ser parroquianos, aunque reconociendo
que la Iglesia de Párraces es la principal y
algunos días al año deben asistir a los
oficios, misas, y otros actos litúrgicos. Se
seguirán pagando los diezmos, como se venía
haciendo desde el principio a Párraces y se hará
hasta 1837. La jurisdicción eclesiástica
la ejercerá el Obispo de Segovia hasta 1463,
a partir de esa fecha la tendrá la Abadía
hasta 1837.
Siguiendo
con la exposición, en el año 1148 se realiza
la confirmación de la donación que el Obispo
y el Cabildo de Segovia hicieron al Maestro Navarro, primer
Abad de Párraces, y ahora la reafirman y además
les hacen la donación de la "tercia" (tercera
parte de los diezmos) que anteriormente se percibía,
como señal de sujeción y obediencia a la Iglesia
de Segovia. A partir de esta fecha, sólo estarán
obligados al pago de un censo anual consistente en seis
arrobas de aceite, cuatro carneros, dos cerdos, cuarenta
gallinas....(Leg. 1680 A.G.P.) ¿Por qué se sigue
cobrando a Párraces esto por el Obispo y los canónigos?
Para que sigan reconociendo su dependencia.
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Arco que
da entrada al claustro del "Patio del Aljibe" |
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La primera
vez que se menciona a los siete pueblos de la Abadía,
con los correspondientes nombres, es en 1168 en una confirmación
otorgada por el Arzobispo de Toledo, Don Celebruno, al
Monasterio de Párraces de las donaciones hechas
por el Obispo y canónigos de la Catedral de Segovia,
de las Iglesias de San Isidoro, San Cristóbal del
Caloco, Santa Eufemiade Auter Redondo, San Martín
de Faiolas, San Miguel del Munio Peydrez con sus aldeas
Montenigro, Sanctio Alvaro, Lavajos, Munio y Chavente,
y aldeas en que la Iglesia de Párraces "Gratia
Participandi divini ministeri confluunt": Hetreros,
Sangarcía, Cobos, Bercial, Lomielo, Jimenagorda,
Sanchinegro, Castellana, Muniomer, Cabanelas, Cozcorita,
Bernuy y Montejo. (A.G.P. Legado 1680).
De forma
conjunta vuelve a aparecer el nombre de Cobos en varias
ocasiones más tarde: tanto en bulas papales, por
las que se siguen concediendo a los canónigos nuevos
privilegios, como de los reyes castellanos, entre ellos
Alfonso VIII, Fernando III, Alfonso X, Sancho IV...
hasta
llegar la reina Doña Juana; todos ellos confirman
los privilegios de sus antecesores. Entre los beneficios
obtenidos de ellos podemos señalar la exención
del portazgo en el traslado de los rebaños de Párraces
a cualquier lugar, considerándose a estos rebaños,
como a los reales, exención del deber de yantares,
tener cuarenta y cuatro renteros escusados de pecho,
etc.
Por separado,
el primer pueblo en figurar es Muñopedro en 1260,
y se hace en una carta de venta entre particulares: Fernando
Pérez, portero del rey, Martín Maculas
y Pedro Benito.
Bercial
aparece nombrado en otra carta de venta el 29 de septiembre
de 1330, en que la Abadía compra unas tierras en
ese término. Le sigue Marugán en otra carta
de venta de 1387, en la que los canónigos son también
los beneficiarios. Etreros el 31 de diciembre de 1412 en
otra escritura de permuta de unas tierras, en la que también
participa la Abadía; Sangarcía, el 2 de Septiembre
de 1420 en otra carta de venta de una casa siendo el comprador,
una vez más, la Abadía.
¿Y
Cobos? Cobos figura separadamente, por primera vez, el 14
de Octubre de 1399, y es en relación con una escritura
de donación y hermandad otorgada por Doña
Juana, viuda de Bartolomé Sánchez, al Monasterio
de Santa María de Párraces, de unas casas
que tenía en Cobos y para que la reciban por hermana
de dicho convento y goce de los divinos oficios (A.G.P.
1967).- "A.G.P.=Archivo
General Parroquial".
Durante los
siglos XIV y XV las donaciones y las compras de la propiedades
(tierras y casas) fueron muy grandes, hasta el punto de
llegar a ser esta Abadía uno de los Señoríos
de Abadengo más poderosos de Castilla.
La fama de
rectitud y honestidad de los canónigos fue decisiva
para que en el año 1410 se incorporase la Sinagoga
Judía (hoy Iglesia del Corpus de Segovia), tras
el milagro ocurrido con la Sagrada Forma. También
el 12 de octubre de 1422 se les concedió, a causa
de la relajación de las monjas que lo habitaban,
el Convento de San Pedro de las Dueñas (Monterrubio).
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PARRACES-CARLOS I-FELIPE
II-JUAN DE ASUTRIA-EL QUIJOTE.
El
prestigio de la Abadía de Párraces
sobrepasaba la provincia de Segovia, de no ser así
no habría pasado por ella el Emperador Carlos V,
concretamente el 8 de Noviembre de 1524,
procedente de Arévalo hizo escala, cenó y pernocto
saliendo al día siguiente para EL Espinar, camino de
Madrid.
(Información obtenida del libro: "El Escorial en
Segovia y Segovia en El Escorial" de Cristina García
Oviedo)
Así mismo, Felipe II visitó la Abadía de Párraces
en varias ocasiones, una de ellas en 1592, en la
conocida "Jornada de Tarazona", dónde iban a
reunirse las Cortes Aragonesas. El 13 de junto de
ese año, el Rey durmió en Abades, y al día
siguiente, domingo, se acercó a Párraces donde
pasó todo el días. Dos días después llegó a Martín
Muñoz de las Posadas.
(Información recopilada por
Enrique Cock en: "Jornada
de Tarazona hecha por Felipe II en 1592 pasando
por Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos,
Logroño, Pamplona y Tudela" Madrid 1879 -
Pág.-23.)
También descanso en Párraces el cuerpo de D. Juan
de Austria. El hermano del Rey murió en Octubre de
1578 en Flandes de fiebres tifoideas, y sabiendo
que era su deseo ser enterrado junto a su padre,
el Emperador Carlos I, se ordena a D. Gabriel
Niño, Maestre de Campo de Flandes, que trajera el
cuerpo de D. Juan a El Escorial, recibiendo
instrucciones de que hasta llegar a Párraces todo
fuera en secreto y sin pomas; y así se hizo.
Después, desde la Abadía hasta El Escorial fue
llevado con todos los honores, llegando a San
Lorenzo el 24 de Mayo de 1579. (Información
obtenida del libro de Parreño con el titulo
"Historia del Serenísimo Señor Don Juan de
Austria" Madrid -1899 - Capitulo 27 - Pág.: 293)
En el capitulo XIX de la 1ª parte del Quijote,
Cervantes describe, como yendo caballero y
escudero, hambrientos, en noche oscura, vieron que
aparecían un gran número de lumbres que asustaron
a Sancho, e hicieron pensar a D. Quijote en una
nueva aventura.
Pero tal visión no era otra
cosa, que un cortejo fúnebre que algunos han
relacionado con el traslado de los restos de San
Juan de la Cruz o de D. Juan de
Austria. Ambos fueron traídos a Segovia, San Juan
sacado furtivamente de Úbeda por deseo de Ana de
Mercado Peñalosa y D. Juan por indicación de
Felipe II, en ambos casos de incógnito y a
escondidas. Nuestra opinión, tomando la fecha de
los dos hechos, 1579 Y 1593, siendo la primera
edición del Quijote en 1605, que los hechos a que
hace referencia el capitulo XIX sea, el
correspondiente al traslado de S. Juan de la Cruz.
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Martínez
Moro escribe: "en los términos del ámbito
de Párraces la titularidad de la tierra se repartía
entre la Abadía y la Catedral de Segovia".
Este proceso de concentración de la tierra de la
campiña segoviana en manos de la nobleza y del
clero llega a ser preocupante, según señala
García Sanz, porque a veces llegan a convertirse
en "cotos redondos" antiguas aldeas y la Abadía
de Párraces contribuyó a ello. Hay muchos
despoblados en los dominios de los canónigos: Bernuy,
Chavante, Montalvo, Modúa, Sancheznar, Peromingo...
Estos "cotos redondos" o caseríos los
seguirán cultivando los campesinos de las aldeas
vecinas.
Tantos
bienes adquiridos o donados influyeron en los canónigos,
quienes se fueron relajando en sus votos de castidad, pobreza
y obediencia. La ambición llegó a sus corazones
-lo mismo que otros muchos pecados- y se inclinaron hacia
una vida más cómoda, "más holgada
y regalona", como nos dice Conrado Montenegro. Entonces
se inició la caída que advertimos, primero,
en la división que hacen de los bienes de la Abadía
( la parte mejor para el Abad, que en estos años
vivía la mayor parte del tiempo fuera), otra para
los canónigos y racioneros, y la última y
menor , para la fábrica. En segundo lugar,
en la elección del Abad, cuya responsabilidad
recaía antes en los canónigos -según
privilegio dado al Abad del Monasterio de Párraces,
Ranulfo, por el Papa Adriano IV el 21 de agosto de 1156-.
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Felipe
II y el Monasterio de El Escorial, que tanta influencia
tuvieron en "La Abadía". |
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En
1453, la elección tuvo que hacerla el Obispo de
Segovia debido a la fuerte rivalidad entre los canónigos
de la Abadía. En 1456 la facultad de nombrar abad
pasa a ser una prerrogativa de la Santa Sede: por privilegio
real, los monarcas presentaban a la persona que se consideraba
más idónea y el Papa la nombraba. A
partir de ahora, el cargo no va a recaer en la persona más
conveniente para Párraces, sino en miembros de la
nobleza o en las más altas dignidades de la Iglesia,
como por ejemplo Don Bartolomé de la Cueva, hijo
del Duque de Albuquerque. Estos apenas viven, desde ahora,
en la Abadía, nombran a otro que desempeñe
su trabajo y que les cobre sus rentas.
Las distancias
entre el Obispo de Segovia y los agustinos se fueron agrandando
con el paso del tiempo, y los pleitos entre ambos serán
muy frecuentes, especialmente por motivo de los diezmos
que el obispo no se resigna a perder. Como los nuevos
abades tienen tanta influencia en Corte y en la Santa
Sede, en 1463 Párraces consigue que sus dominios
queden libres de la jurisdicción del Obispo de
Segovia y que desde ese momento se pase a depender en
lo eclesiástico del abad, y esto continuará
hasta la desamortización de Mendizábal en
1837.
Párraces
no sólo va a mantener juicios contra el Obispado
y el cabildo, los tendrá también con la
Comunidad de la Ciudad y Tierra, con los pueblos sobre
los que ejerce su dominio, con los particulares, y llega
a mantener uno en 1650, un tanto extraño, como
es "el de la langosta", que se explica más
tarde.
Cobos, entre
los siete pueblos, fue el más conflictivo: en el
tomo XIII de Estudios Segovianos podemos leer que nos
dice el Padre Jerónimo "los vecinos de este
lugar tuvieron siempre grandes pleitos, así con
los canónigos, como también después
los han tenido con los de esta casa de San Lorenzo".
También nos dice: "cansados los canónigos
de Párraces de tantos pleitos e inquietudes acordaron
concederles lo que pedían con tanta insistencia".
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Detalle
de la construcción y los arcos del "Patio
del Aljibe" |
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Para
poder costear estos gastos judiciales, los vecinos de Cobos
recurren a todo. El día de San Roque, en 1624, varios
vecinos, ante la necesidad de reunir dinero para pagar los
juicios por "la colocación del monumento",
levantaron un altar en la plaza y, en lugar del capellán,
uno de ellos con insignias eclesiásticas y paño
blanco en la mano daba a besar una cruz y los asistentes
iban entregando la limosna, escandalizando, dicen los monjes, a
los lugareños y forasteros al ver cómo los
laicos asumían las funciones de los eclesiásticos.
A los de Párraces además les molestaba que
recogieran más de 1.600 reales que servirían
para seguir pleiteando, pues, la iglesia, dicen ellos, en
ese momento no los necesitaba. Estas palabras nos llevan
a pensar que los de Cobos ya habían saldado las deudas
que por valor de 12.000 reales, en el año 1606, reclamaban
la viuda de Diego Matienzo, Doña Ana de Tolosa y
Don Diego Sisniega, yerno y colaborador de aquel en la obra
de la Capilla Mayor iniciada, como figura en el sillar del
muro de cabecera: "siendo mayordomo Pablo Sanz en 1587".
Al
quedar vacante el cargo de Abad, tras la muerte del Cardenal
de la Cueva en 1562, Felipe II aprovechó la circunstancia
para "transferir aquella casa y sus canónigos
a Madrid para hacerla colegial", según nos dice
el P.Sigüenza. A pesar de la aprobación papal, el
rey cambió de opinión y creyó más
conveniente primero averiguar la riqueza de la Abadía,
enviando a personas de su confianza como Don Jerónimo
de Zapata, arcediano de Madrid, para que le informase. Tras
revisar los libros y preguntar a todos, emitieron su informe
en el que comunicaban al rey que los bienes ascendían
a 2.461.245.437 maravedíes. S.M. Felipe II pidió
entonces su anexión al Escorial, cosa que fue aprobada
por el Papa Pío V, así serviría de
base económica al gran monasterio que se había
empezado a levantar y donde el rey quería que de
noche y de día se rezase por su alma y la de los
suyos. Se tomó posesión de la misma
en Enero de 1567, en nombre del Monasterio el Licenciado
Rosales de Pernia y Fray Juan del Espinar. La incorporación
alegró a los jerónimos como puede leerse en
la obra del P.Sigüenza: "Una de las mejores cosas que
el pío y santo fundador (se refiere a Felipe II)
dio a esta casa, sin que su hacienda pusiese nada, fue la
Abadía y Casa de Nuestra Sra. Sta. Santa María
de Párraces". No obstante, el mismo padre nos
indica que el beneficio fue mutuo, pues al establecerse
allí el Colegio o Seminario también se beneficiaron
los vecinos de los pueblos sobre los que se ejercían
el dominio y los pueblos de la comarca. Subió el
nivel cultural: muchos de los muchachos llegaron a ser religiosos
y hombres sabios. Igualmente los jerónimos incrementaron
las limosnas y se mejoró el estado de la Abadía,
pero, a pesar de todo esto por lo que tenían que
estar agradecidos, nos dice:"no podemos tener contenta
a aquella gente ingrata, diciendo que les traemos aquí
la hacienda y el trigo, como si estuviera más cerca
de Madrid, adonde si el primer asiento que daban los canónigos
se ejecutara, se había de llevar no sólo el
trigo, más toda la casa, y no quedar allí
sino una pobre ermita derribada".
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Detalle de
la puerta de la Iglesia |
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"Patio
del Aljibe"(Plateresco
de 1560)
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Cuando
se refiere a Párraces, donde residió un tiempo,
nos dice: "El sitio de esta casa, porque no digamos
todo, es inclemente, frigidísimo el invierno, de
extremado calor en verano, propiedad de malos aposentos,
naturalmente melancólico, sin una fuente y los pozos
muy hondos. Más los que se retiraron del mundo para
morir a él y vivir a Cristo no temen esto, antes
se alegran, porque acelera el curso para llegar a la "patria
deseada".
El
rey, en principio, da libertad a los agustinos para que
el que lo desee se quede o se marche. Uno de estos agustinos
era Fray Bartolomé
Prieto, natural de Cobos y al
que hemos dedicado un apartado especial en la página
de: Curiosidades.
En
la Abadía, una vez incorporada a El Escorial, se establece,
hasta que se cree en este monasterio un lugar idóneo,
un colegio y seminario que tendrá vida desde 1567
a 1575. Para la formación de los seminaristas, Felipe
II dispuso que se enviasen allí tres catedráticos
para 24 alumnos, 12 que estudiarían Teología
y los otros 12 estudiarían Arte. También dispuso
que se crease en Párraces un Colegio de Gramática
en el que se formasen otros 24 muchachos, de doce o más
años, dotándolo de dos maestros.
Felipe
II, comprendiendo que había abusado de los habitantes
de los siete pueblos, quiso resarcirlos por la expropiación
de los frutos y rentas que había llevado a cabo
con algunos privilegios, como la exención del alojamiento
de tropas de toda clase de huéspedes, a excepción
de las personas reales.
En
1575, al trasladar el Seminario a El Escorial, se reúnen
en El Pardo, el 7 de agosto, algunos jerónimos con
el Rey para determinar qué hacer con Párraces
y dar a los que allí residan unas ordenanzas por
las que regirse. Estas ordenanzas fueron:
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Torre
de la Iglesia
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Que
en dicha casa estén y residan 9 religiosos y
un vicario, pudiendo llegar a 12 el número de
los primero, siendo los necesarios para cumplir las
obligaciones de aquella casa.
-
Además
de los religiosos habría en esta casa un portero
seglar, un donado o mozo que ayude a misa o donde se
necesitase, pudiendo ocupar este puesto los que acabasen
de estudiar en el Seminario. Habrá un carretero,
dos mozos de espuelas, un cocinero y un hortelano. Tendrán
dos mulas, una para el Procurador de San Lorenzo, que
residirá en Párraces, y otra para el religioso
que saliera a predicar.
-
Los
religiosos y el vicario dependerán del Prior
de San Lorenzo, como los que habitan en este Monasterio
sin existir ninguna diferencia.
-
Que
se tendrá en cuenta de enviar a Párraces
a algunos religiosos ancianos y enfermos de los que
se piense que puedan encontrarse aquí mejor.
Igualmente algunos religiosos que, habiendo acabado
sus estudios, se puedan ejercitar en el oficio de predicadores
haciéndolo por los lugares de la Abadía,
y por lo menos sean dos los predicadores.
-
Que
habrá de residir con los religiosos de Párraces
un Procurador de la casa de San Lorenzo que se encargará
de la cobranza y administración de la hacienda
de dicha Abadía y de dar cuenta de ello al Prior
de S. Lorenzo, para lo cual se le dará todo lo
que necesite.
-
Como
el trabajo de ese procurador es mucho, será ayudado
por un segundo procurador sacado de entre los religiosos
de Párraces, nombrado por el Prior. El primer
procurador, de residir aquí, no estará
sujeto al Vicario en lo que respecta a la administración
o cobranza, pero sí en lo demás.
-
El
Vicario tendrá jurisdicción espiritual
sobre los religiosos que residan en Párraces,
y también jurisdicción eclesiástica
sobre los pueblos de la Abadía. Y así
encargan al Prior que procure que el dicho Vicario sea
persona cualificada.
-
Los
religiosos y el Vicario serán tratados igual
que a los de El Escorial. Cuando los Visitadores Generales
vayan en visita a esa casa, Vicaría de Párraces
se tendrá allí lo menos posible, y que
se halle allí siempre, durante la visita, el
Prior de San Lorenzo.
-
Si
el Vicario va a El Escorial será tratado como
cualquier otro, sin preferencias en el coro, refectorio,
etc., y en su ausencia el Prior de S. Lorenzo nombrará
un subvicario.
- Si estuviese
vacante el cargo de Prior y se celebraran elecciones para
cubrir el puesto, el Vicario enviará a los religiosos
con voto, pero él permanecerá en el puesto,
por su mucho trabajo y porque se entiende que al aceptar
la vicaria ha renunciado a su voto, en sustitución
de los que se han ido a El Escorial, vendrán otros
de allí mientras dure la elección.
- El Vicario
y los religiosos estarán obligados a cumplir todos
los aniversarios, cargas y obligaciones que heredaron
del abad y canónigos, incluso con mayor cuidado
que lo venían haciendo estos.
- Los religiosos
deberán decir diariamente una misa por el convento
de S.Lorenzo, por la Abadía y pueblos de ella,
así como los demás oficios.
- Los lunes
de cada semana harán una procesión, por
el claustro, por los difuntos.
- Se manda
que los curas de los pueblos de la Abadía acudan
a Párraces por lo menos una vez al año para
que sigan las costumbres de San Lorenzo.
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Artesonado
de la capilla (Mudéjar del Siglo XVI)
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"Santa
María de Párraces"
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Imagen
del siglo XII en madera de unos 12 cm., que actualmente
pertenece a Bercial. En la parte inferior tiene una
hendidura para poder colocar en el arzón o montura de
los caballos.
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Estas
ordenanzas aparecen firmadas por Antonio Gracían.
Fray Juan Juste -Prior del Monasterio de S. Bartolomé
de Lupiana el Real y General de la Orden de S. Jerónimo- habiendo visto las
ordenanzas que por orden de Felipe
II se habían dado a Párraces, las da el visto
bueno, firmándolas y sellándolas.
En
1576 se añaden otras normas:
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Se
entregará en Párraces la misma limosna
que en tiempo de los canónigos: 200 fanegas de
trigo y otras 200 de centeno, y además de 15.000
maravedíes, que es una costumbre nueva de los
jerónimos, los repartirán por los lugares
de la Abadía y a la puerta del Monasterio.
-
Se
dará hospitalidad a los pobres transeúntes
y para ello se proveerá al hospital de lo que
necesite.
-
No
podrán dejar los religiosos la casa sin licencia
del Vicario, sólo se permitirá su ausencia
para ir a predicar.
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No
será menester que resida en el hospital
de Párraces mujer alguna, por estar próximo
a la casa monasterio, y tendrán cuidado de que
el servicio que las mujeres solían hacer lo haga
un lego u otra persona
|
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Posteriormente
se añaden otras nueve, que hacen referencia a:
-
El
procurador, si tiene necesidad de salir por algún
día fuera de la Abadía, debe dejar
la llave de la panera a algún religioso;
y si se tuviese que sacar trigo para venderlo en
su ausencia, deberán hacerlo ante un escribano.
También el procurador deberá pedir
permiso al Vicario para ausentarse. El dinero que
aquél cobrase deberá guardarlo convenientemente
en el arca de la comunidad y dentro de esta, otra
arca de la que sólo él tendrá
la llave, y cuando sacase o metiera dinero lo haga
delante del Vicario o del Arquero. No podrá
el Procurador tampoco recibir nada de los seglares,
así podrá actuar con mayor rectitud
y libertad de su oficio.
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Monasterio
de El Escorial.
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Estas
disposiciones son del 8 de mayo de 1579, en ellas
se introducirán posteriormente más modificaciones en
1596, 1626, 1627 y 1665.
CEDULA
DE FELIPE II POR LA QUE MANDA A DIEGO DE PAZ
QUE ENTREGUE LOS 28.000 REALES DE LOS FRUTOS
Y RENTAS DE LA ABADIA DE PARRACES A JUAN DE
PAZ.
El
Bosque, 1 de agosto de 1566.
(A.G.P.,
Madrid, S. Lorenzo, Leg. 1.823, fol. 94 vo).
(Al
margen). Dinero para el monesterio.
El
Rey.
Diego
de Paz, a cuyo cargo es la cobrança de los
frutos y rentas pertenecientes a la abbadia
de Parraces, que esta vaca; yo vos mando que
de qualesquier dinero que son a vuestro cargo
de lo proçedido de los dichos frutos y rentas
deis y entregueis luego a Joan de Paz, nuestro
pagador de la fabrica del monesterio de Sant
lorenço el real, veinte y ocho mill Reales
que montan 952 mil maravedises, para que haga
dellos lo que por nos le fuere mandado y dadgelos
y entregadgelos y tomad su carta de pago o
de quien su poder huuiere con la qual y esta
mi çedula mandamos que os sean Reçibidos y
pasados en quenta sin otro recaudo alguno,
de lo qual tomara la razon Andres de Almaguer,
contador de la dicha fabrica; fecha en el
bosque de Segouia a primero de agosto de 1566
años. Yo el Rey, Refrendada de Pedro
de Hoyo.
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Actual
capilla: "Cristo de estilo
románico" y "Retablo".El
retablo es obra de Pedro Berruguete, del gótico
al renacimiento. (Mismo autor que el retablo principal
de la Catedral de Avila)
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Un
hecho bastante lamentable fue el ocurrido el 15
de Septiembre de 1604: un gran incendio que destrozó
la mayor parte de la casa de Párraces; el
escribano Francisco de Zurita intento sacar algunos
pergaminos, documentos y expedientes, pero no tuvo
éxito. Colmenares recoge este luctuoso suceso
indicando que fue debido al descuido de unos criados.
El archivo sobre el incendio de Párraces
en 1604 dice así:
"Ante Blas Cuesta y en presencia del
escribano compareció Mª de los Reyes viuda de
Francisco de Çurita ( escribano que fue de la
Abadía y del lugar de Bercial) y dijo que el
miércoles pasado 15 de noviembre de este año
de 1604 en un gran incendio de fuego que hubo
en la casa y monasterio de Santa Mª de
Párraces murió y pasó de esta presente vida el
dicho su marido".
En otra escritura posterior Mª de los
Reyes solicita poder vender en almoneda gran
parte de sus bienes porque tiene dos hijos y
tiene mucha necesidad. Francisco de Çurita
murió abrasado al querer salvar el archivo de
la Abadía. Esta sufrió mucho a causa del fuego
entre otras dependencias se quemó la iglesia. |
El
final de la Abadía llega con la desamortización.
La primera en 1798, a los capellanes de los pueblos
de la Abadía les envían una copia
de las reales órdenes en las que se les
comunica la enajenación de las fincas propias
y demás obras pías (hospitales,
hospicios, etc.). Se indica que las tierras o
propiedades que estén en esa situación
serán subastadas ante el Obispo o su Provisor
y el escribano mayor de ella. Con estas ventas
se busca solucionar el fuerte déficit de
la Hacienda.
Las
tasaciones se harían por dos peritos: uno
eclesiástico, otro por el Comisionado de
la caja de la Amortización.
Desde
Párraces se comunica que, una vez enterados
de dichos reales decretos, cumplan exactamente con
lo que se pide y, puesto que el Vicario no puede
asistir al nombramiento de peritos y remates, que
se han de realizar de todos los bienes raíces
correspondientes a Obras Pías, Patronatos,
Hospitales, Hospicios, etc. Se hacen responsables
los tenientes curas de ese trabajo, siendo castigados
si no lo cumplen. Se asociarán con el comisionado,
que haya en cada pueblo, nombrado en nombre de su
majestad (Carlos IV). Una vez acabados los remates
se traerán los originales con las diligencias
practicadas para su aprobación. Lo firma
el padre Vicario a 5 de febrero de 1799. (Libro
de Colecturía de la Iglesia de Cobos 1767).
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Arcos
de los patios interiores. |
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Con
la invasión francesa, Segovia será
ocupada por el General Tilly. La legislación
anticlerical del nuevo régimen afectará
a todos los conventos y monasterios, incluido
Párraces, en donde, como en los demás,
se hacen unos inventarios de sus bienes, entre
ellos ropas de culto, alhajas de oro y plata.
A
la vuelta de Fernando VII todo vuelve a su situación
anterior, hasta 1820; al comenzar el Trienio Liberal,
a mediados de noviembre de este año, llegaron
a la Abadía personas encargadas de registrar
todas las posesiones del Monasterio, propiedades,
censos y otros bienes.
En
esos informes leemos que Párraces poseía
23.277 obradas (9.310 hectáreas aproximadamente).
Estaban repartidas de la siguiente forma: 690
en Jimenagorda (Bercial), 1.300 en Chavente, 5.200
en Sancheznar, 5.520 en Muñico, 4.800 en
Sagrameña, 2.500 en Muñomer, 450
en Bercial, 948 en Hoyuelos, 61 en Etreros, 486
en Sangarcía, 207 en Maello, 70 en Aldeavieja,
514 en Cobos -entre tierra de cereal y viña
-, 483 en Muñomer y 42 en Jemenuño.
Además
de todo esto, numerosas casas en Cobos, Bercial,
Muñopedro, Etreros, Sangarcía, etc..
El
fin del trienio volvió a paralizar la obra
desamortizadora pero supuso el fin de ella.
Con motivo de las disposiciones de Julio de 1837,
todos los bienes de Párraces fueron declarados
y adscritos al crédito público.
Se completa esta información en la Página de:
Historia- Cobos durante el Siglo XIX.
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Patio
de "Los manzanos"(Barroco
de 1590) |
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"CREYENTES Y
GOBERNANTES EN TIEMPOS DE FELIPE II"
(Febrero-2004) |
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En la página 54 del libro se
hace una especial mención a la web de "CobosdeSegovia.com",
en la que el autor agradece y manifiesta la gran
utilidad que le ha sido para documentar las páginas
que dedica a la
Abadía de Párraces, que
se resumen a continuación. |
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Alfredo Alvar Ezquerra
(Granada, 1960), investigador científico del CSIC y
Profesor de Historia Moderna en la Universidad
Complutense, ha publicado recientemente el libro que
titula: "Creyentes
y gobernantes en tiempos de Felipe II: La religiosidad
en Madrid",
en el que varias de sus páginas están dedicadas a la
Abadía de Párraces, a la que Cobos de Segovia estuvo
unido durante siete siglos.
Mª Teresa Llorente
nos resume estos capítulos bajo el titulo: |
¿UNA CORTE
SIN CATEDRAL? |
En
1561 Felipe II trasladó la Corte desde Toledo a
Madrid, ciudad que por aquellos años no tenia
catedral, ni tan siquiera una colegiata que la de
prestigio. En este año llegó a Madrid el canónigo
Blas González, ofreciendo ofreciendo el traslado
de la Abadía de Párraces a ciudad. A los regidores
del Ayuntamiento les pareció maravilloso y
rápidamente se nombraron personas para que
informasen al Rey de ello, a la vez proceder a
levantar la iglesia y el edificio que albergase a
los canónigos.
En
febrero de 1562 un par de canónigos se presentaron
en Madrid en nombre de sus compañeros, pero no en
nombre del Abad, en ese momento era el cardenal de
la Cueva, ya que este no estaba de acuerdo con el
traslado. Cuando este muere, los canónigos envían
una carta con fecha 5 de agosto de 1562 mostrando
gran interés en poner en marcha el tema, apoyaban
al Ayuntamiento en lo que había hecho y le
indicaban que solicitase el Papa permiso.
Felipe
II mostró gran interés y encargó al embajador
español en Roma que realizara los tramites para el
traslado a Madrid la citada Abadía, porque ello
redundaría en beneficio de la ciudad y de la Corte
que reside en ella. Felipe II se compromete a no
regatear en gastos para el edificio y todo aquello
que fuera necesario.
El
Papa daría un breve para el traslado a cualquier
iglesia de Madrid "que después ya se verá a donde
se labrará". |
El
Papa dio el fiat y todo estaba preparado para el
traslado, pero fue entonces cuando Felipe II mandó
al arcediano de Madrid para que averiguase cuales
eran las rentas de Párraces e informado del monte
de estas rentas, creyó más ventajoso que en vez
del traslado a Madrid se realizase para EL
Escorial (1567).
Los de
Madrid veían tan próximo el traslado en el otoño
de 1562, que al quedar vacante la Cátedra de
Gramática del Estudio de la Villa, pensaron en
dársela al doctor Vallés que llevaba muchos años
impartiendo clases y residía en Párraces. No llegó
a ocuparla.
También el 11 de diciembre de 1564 en otra reunión
de regidores se dice, que el mejor lugar para el
traslado podría ser las proximidades de San
salvador, o en las cercanías de la Puerta Cerrada.
Aún en
1565 el Ayuntamiento cree en la llegada de la
Abadía y con motivo de la fiesta del Corpus, se
precisa construir una custodia y unas andas, pero
viendo su elevado coste, deciden que como en
Párraces tienen "una riquísima custodia que pesa
más de sesenta marcos (no menos de 1.000 Kg. de
plata)" para que hacer una nueva en Madrid, con
las andas bastaría y así lo hacen y como dice el
refrán: "se quedaron compuestos y sin novia",
bueno en este caso "sin custodia y con andas".
¡Párraces era mucha abadía para una pequeña villa
...! |
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